martes, 23 de febrero de 2010

Parasitos gastrointestrinales: 1.8 Stongyloide

Strongyloides stercoralis es un nematodo intestinal que produce infección habitualmente crónica en el humano, debido a su capacidad para producir autoinfección interna en el hospedero. Este nematodo también se ha encontrado causando infección en perros, gatos, otros primates. La infección por otras especies de Strongyloides es rara.
Se estima que existen decenas de millones de personas infectadas a nivel mundial. Una gran proporción de casos cursan asintomáticos, pero existe una gran morbi-mortalidad en personas inmunocomprometidas, que pueden desarrollar hiperinfecciones
Descripción
Este parásito facultativo tiene cuerpo filiforme, esófago recto y extremo posterior aguzado. La hembra parásita mide 2 mm de longitud.
Los huevos inmersos en la submucosa del intestino delgado son ovalados y miden alrededor de 50 µm de longitud.
La hembra y macho de vida libre presenta bulbo esofágico evidente; la primera mide 1 mm de longitud.
Las larvas filariformes, formas infectantes, miden alrededor de 600 µm de longitud, tienen esófago recto y extremo posterior ligeramente bifurcado, en tanto que las rabditoides, las formas diagnósticas, tienen menor tamaño y bulbo esofágico prominente
Ciclo biológico
Las larvas rabditoides (eliminadas en heces fecales) sufren 2 mudas y se transforman en larvas filariformes (L3), infectantes (ciclo directo), que penetran la piel intacta o mucosas, dando lugar, en la mayoría de los casos, después de migración por tejidos y su instalación en duodeno y yeyuno proximal, a una enfermedad benigna, crónica. Las hembras se introducen en la submucosa y producen cantidades irregulares y escasas de huevos (por partenogénesis mitótica), los cuales eclosionan rápidamente, liberando las larvas rabditoides que son eliminadas con las heces fecales. Aquellas que caen en suelos húmedos y sombreados (fecalismo al ras del suelo) maduran como formas adultas dimórficas de vida libre, con potencial de desarrollo en larvas filariformes infectantes (ciclo indirecto).
Algunas larvas rabditoides se transforman en la forma invasiva en intestino grueso, penetran por la mucosa (autoinfección interna) y repiten el ciclo en el mismo hospedero. En ocasiones se presenta autoinfección externa, asociada a la penetración de larvas filariformes a través de la región perianal, con migración subcutánea de estas formas (larva currens), y subsecuente migración a pulmones y tracto digestivo.
La autoinfección es una característica de S. stercoralis, la cual permite que la enfermedad persista durante años, con niveles bajos de larvas, en sujetos que viven en zonas endémicas.
Daño causado
- Las lesiones dermatológicas ocasionadas por la penetración de las larvas filariformes consisten en una reacción inflamatoria caracterizada por pápulas, eritema y edema. El prurito puede ser importante. Se han reportado pacientes con urticaria generalizada de corta duración y cuadros ocasionales de autoinfección externa, larva currens, con formación de trayectos lineales, indurados, eritematosos y pruriginosos en tórax, abdomen, ingles y glúteos, miembros inferiores, de desaparición rápida (horas - días).

- La migración larvaria por el sistema respiratorio con la consiguiente ruptura de capilares y microhemorragias intraalveolares y la reacción de hipersensibilidad ante las larvas puede dan lugar a neumonitis eosinofílica, bronconeumonía, abscesos, y patología obstructiva asociada a strongyloidiasis pulmonar, en individuos con alto riesgo.
En intestino delgado (duodeno y yeyuno), los parásitos adultos femeninos, larvas y huevos se encuentran en submucosa superficial y criptas; estas formas son causa de trauma, descarga mucosa y ulceraciones.
Los trastornos fisiológicos incluyen esteatorrea, síndrome de malabsorción, enteropatía con pérdida proteica, de lípidos y vitaminas liposolubles, desequilibrio hidroelectrolítico e íleo paralítico. La eosinofilia es un hallazgo frecuente en sujetos inmunocompetentes, así como elevaciones de IgE específica y no específica.

La infección intestinal en sujetos inmunocompetentes, aguda o crónica, depende de la carga parasitaria y la respuesta celular.
Síntomas
náusea y vómito, malestar abdominal, episodios de diarrea y constipación.
Es importante considerar la carga parasitaria. En casos severos (asociados con frecuencia a hiperinfección) se presenta aumento de las manifestaciones clínicas pulmonares y digestivas.
La hiperinfección resulta de una autoinfección acelerada, con extensión a todo el intestino delgado, e incluso colon. Se han reportado con frecuencia diferentes asociaciones de: dolor abdominal, diarrea acuosa, constipación, anorexia, pérdida de peso, náusea, vómito, sangrado gastrointestinal, malabsorción intestinal con evacuaciones esteatorreicas, hiproteinemia con hipoalbuminemia y edema periférico, persitalsis disminuida, íleo, obstrucción intestinal y trastornos electrolíticos. Se han encontrado casos de colitis seudomembranosa, proctitis y apendicitis.



Tratamiento

La ivermectina es el fármaco de elección.
Alternativamente puede emplearse albendazol. La frecuencia de recaídas requiere del seguimiento clínico y radiológico de los pacientes, así como el monitoreo cuidadoso de pacientes inmunodeprimidos.
tiabendazol.

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